El pasado sábado 24 de octubre de 2015 el Convento de La Coria, acogió una
nueva edición del Encuentro de Blogueros de Extremadura, organizado por la
Fundación Xavier de Salas en colaboración de la
Dirección General de Turismo de la Junta de Extremadura.
www.turismoextremadura.com |
El objetivo de estos encuentros es ahondar en las posibilidades de
promoción y divulgación del potencial turístico de Extremadura. En esta sexta
edición, el eje vertebrador del Encuentro ha sido: Rutas para descubrir Extremadura.
Como es habitual en esta ocasión se ha presentado un libro y un calendario
de 2016 ilustrado con espectaculares imágenes de Extremadura tomadas por los
blogueros.
El libro lleva el mismo título que el VI Encuentro. Rutas para descubrir Extremadura es un interesante
volumen de más de 300 páginas repleto de espectaculares fotografías que cuenta
con la participación de más de una treintena de blogueros extremeños, cada uno
de los cuales aporta una visión personal sobre algún aspecto del ingente
patrimonio natural y cultural de Extremadura.
Cada uno de los 38 capítulos que contiene se organiza en forma de ruta en
torno a uno o varios rincones de la geografía extremeña. La obra incluye
recorridos por espacios naturales, calzadas romanas, vías pecuarias, conjuntos
monumentales y diversos lugares de interés paisajístico, geológico, histórico y
cultural.
Además de la presentación del citado libro, los asistentes pudieron
disfrutar de las ponencias impartidas por el profesor Fernando Pulido, bloguero
y experto en el mundo de la dehesa y la cultura que la rodea, que disertó sobre
las posibilidades pasadas, actuales y futuras sobre el consumo de bellotas por
parte de los humanos. Nicolás Durán e Isabel Asensio, conocidos alpinistas y
viajeros –Vagabundos de Estrellas–, ofrecieron un
espectacular audiovisual sobre sus viajes por los cinco continentes. Por
último, el conocido fotógrafo José Latova abordó desde un punto de vista
personal la gestión del patrimonio cultural de Extremadura en las últimas
cuatro décadas.
Como es habitual, el Encuentro terminó con la degustación de un cocido
tradicional extremeño ofrecido por la Fundación Xavier de Salas en una
actividad convertida en toda una comida ritual que se desarrolla en un ambiente
de franca camaradería.
Desde el Seminario de Paisaje y Territorio queremos dar la enhorabuena a José Manuel López Caballero (Patrono de la Fundación Xavier de Salas) y Atanasio Fernández García, por la organización y presentación del Encuentro y el nuevo libro.
Aprovechando el espacio que nos ofrece este Blog del Seminario Permanente
de Paisaje y Territorio, reproducimos a continuación el artículo “La
Cañada Real Trujillana: los caminos de la trashumancia por Monfragüe” publicado por Álvaro
Casanova, miembro del Seminario de Paisaje y Territorio, en el libro “Rutas para Descubrir Extremadura”.
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La Cañada Real Trujillana:
los caminos de la trashumancia por Monfragüe
los caminos de la trashumancia por Monfragüe
Álvaro
Casanova García
Durante
siglos, pastores y rebaños de merinas emprendieron largos trayectos en busca de
alimentos y hierbas en los extremos de nuestras montañas septentrionales y
meridionales, bendecidos y protegidos por el Honrado Concejo de la Mesta. Es
así como a mediados del siglo XIII se configuran las grandes Cañadas Reales que
atraviesan España de norte a sur así como un extenso entramado de vías
pecuarias menores (cordeles, veredas y coladas) que en conjunto suman unos
125.000 km de longitud y cerca de
400.000 ha de superficie.
De
las nueve grandes Cañadas Reales que conectan los pastos de invierno con los
puertos de montaña, seis lo hacen atravesando Extremadura. No en vano la complejidad
de la trama de vías pecuarias, con 7.419 km y 30.099 ha, llevó a denominar la
región extremeña como “el corral de invierno de La Mesta”. De estas seis
Cañadas nos fijaremos en una, la Cañada Real de La Plata o de la Vizana, y más
concretamente en uno de sus tramos de mayor interés paisajístico y patrimonial,
el formado por la Cañada Real Trujillana y su cordel suplente, que discurren
íntegramente por Monfragüe.
La
Cañada de la Vizana comunica los puertos occidentales de la provincia de León,
en Babia, en plena cordillera cantábrica, con el mismo corazón de Sierra
Morena, al sur de Badajoz y en muchos de sus coincide con el Iter ab Emerita Asturicam, es decir, con
la Vía de la Plata. Si bien la función de La Plata era comunicar las importantes ciudades romanas de
Astorga (Asturica) y Mérida (Emérita) por los lugares más seguros, rectos y con
la menor pendiente posible, La Vizana aseguraba el pasto y el agua para el
ganado en sus largos desplazamientos estacionales, aunque esto supusiera afrontar
rodeos y desniveles acusados.
© Manuel Rodríguez Pascual |
Desde
los puertos de las Reservas de la Biosfera de Babia y de los Valles de Omaña y
Luna, donde nace, La Vizana atraviesa las provincias de León, Zamora y
Salamanca para entrar en tierras cacereñas por el puerto de Béjar y después
descender hacia el valle del Jerte y Plasencia. Tras atravesar el Parque
Nacional de Monfragüe hasta el río Almonte llega a Trujillo, donde se une a la
Cañada Leonesa Occidental. A través de diferentes cañadas menores y cordeles de
gran amplitud que discurren por las dehesas de la perillanura
trujillano-cacereña, La Vizana alcanza el río Salor, a pocos kilómetros al sur
de la ciudad de Cáceres, donde enlaza de nuevo con la Vía de la Plata con dirección
a Mérida. Seguidamente La Vizana atraviesa importantes núcleos de población:
Villafranca de los Barros, Zafra, Fuente de Cantos… y en su tramo final coge
rumbo sudoeste hacia Fuentes de León, en Badajoz, y Cumbres Mayores de Huelva,
en plena sierra de Aracena, donde da por terminado su recorrido.
© Fundación Global Nature |
Se trata de un
recorrido de 800 kilómetros de longitud gracias al cual se hermanan las
montañas del norte con las dehesas del Sur y en el que se conjugan el paisaje
con la arquitectura, las razas de ganado autóctono con las grandes rapaces, los
puentes romanos con los chozos pastoriles y los pueblos pequeños con ciudades
Patrimonio Mundial. Se trata de una de las mejores rutas de senderismo en
España, que se puede recorrer por tramos ya sea para disfrutar de la primavera temprana
y explosiva de Extremadura o en invierno, para disfrutar del espectáculo de las
grullas pastando bellotas en las dehesas. Aunque sin duda, la mejor manera de
recorrer La Vizana es acompañando el
paso fugaz de los rebaños, entre el sonido de cencerros y disfrutando de la chafaina, la caldereta las
migas y el jamón de cerdo ibérico de bellota.
Pero
nuestro itinerario se centra en el corredor histórico de la Cañada Real
Trujillana, que discurre entre los nodos poblacionales y patrimoniales de
Trujillo y Plasencia, y que constituye uno de los grandes corredores de la
trashumancia extremeña que se mantiene hoy en día física y funcionalmente viva
como vehículo de migraciones de ganado trashumante entre las tierras de
Trujillo –donde se ubican los pastos invernales– y aquellas del extremo
occidental de la Sierra de Gredos, en la cabecera del río Jerte, ya en la
provincia de Ávila, donde el ganado puede disfrutar de pastos frescos durante
los meses estivales.
Se
trata de un itinerario único de cerca de 40 km de longitud que cruza de norte a
sur el Parque Nacional y la Reserva de la Biosfera deMonfragüe, un espacio natural protegido singular e irrepetible, extenso y
representativo de ecosistemas ambientales extraordinarios dentro del patrimonio
natural español, peninsular, mediterráneo y europeo, que integra interés
geomorfológico, biodiversidad vegetal, riqueza faunística de especies
endémicas, únicas y en peligro, modos seculares de manipulación sostenible del
territorio y formas de vida cargadas de señas de identidad y depositarias de
ancestrales herencias culturales, aunando patrimonio natural y patrimonio
cultural en su espectacularidad paisajística excepcional.
Cabe
destacar, que la Cañada Real Trujillana y su Cordel Suplente se encuentran
perfectamente clasificadas, deslindadas y amojonadas. Por ello, a lo largo del
itinerario encontraremos “mojones” o hitos de piedra y cartelería que nos
indicarán el camino a seguir. La longitud aproximada del recorrido es de 40 km,
por lo que la ruta puede realizarse en dos o tres días de la forma que indico a
lo largo del texto. Señalar igualmente, que el tránsito con vehículos
motorizados (salvo aquellos usos compatibles con la actividad agropecuaria) no
está permitido en las vías pecuarias y por tanto deberemos hacer nuestro
recorrido a pie, caballo o bicicleta, pues todas estas opciones son posibles.
Clic sobre la imagen para acceder a Google Maps |
Nuestro
recorrido se inicia en el río Almonte en su cruce con la carretera comarcal EX208.
Este curso fluvial, que marca buena parte del límite sur de la Reserva de la Biosfera
de Monfragüe, es uno de los mejor conservados de Europa y ha sido catalogado
como ZEC y ZEPA por su elevadísima biodiversidad florística y faunística. En el
contexto de la Cuenca del Tajo, es quizás el único río de cierta entidad cuya
integridad estructural y funcional no ha sido sensiblemente alterada, y dentro
de la Comunidad Autónoma de Extremadura constituye el último gran ecosistema
fluvial que guarda todavía la mayor parte de sus cualidades primitivas. Pero es
que además, el río Almonte es depositario de importantes valores culturales:
por un lado innumerables poblados y restos arqueológicos de los primeros
pobladores de estas tierras, por otro, un tesoro cultural de construcciones y
herramientas de los últimos oficios vinculados al río como molinos, pesqueras, puentes,
manantiales, etc. Por todo ello, es recomendable dedicar unas horas a recorrer las
orillas de este gran río antes de iniciar nuestra ruta.
Comenzaremos
el camino por la Cañada Real Trujillana en este punto del río Almonte, que habitualmente es aprovechado por los rebaños
trasterminantes como lugar de refresco y descansadero. Atravesaremos el puente
sobre el río –cuya construcción data de entre 1766 y 1803– y tras recorrer sus
primeros cinco kilómetros entre dehesas, la Cañada Real se desdobla en su Cordel
Suplente, que es el itinerario utilizado por los rebaños dada la imposibilidad
de cruzar el Arroyo de la Vid (ya en el interior del Parque Nacional) a través de
la Cañada Real, como consecuencia de la elevación del nivel del agua del
embalse de Alcántara. Lo abrupto de la orografía del territorio por el que la
Cañada Real Trujillana discurre a lo largo del Parque, es otro de los
condicionantes que nos obliga a utilizar el sendero del Cordel Suplente.
El
Cordel por el que vamos a transitar hasta su llegada al núcleo urbano de
Torrejón el Rubio, es una oportunidad para atravesar grandes fincas privadas:
Dehesa de la Moheda, de San Fermín, Santa Amalia, Don Gil, Berzalejo…, que se
suceden en un paisaje de dehesas singulares,
resultado de un tipo de aprovechamiento que ha permanecido invariable en sus
premisas básicas durante periodos seculares. A lo largo del camino podremos
encontrar muchos elementos tradicionales que se han conservado hasta nuestros
días como reliquias del aprovechamiento pretérito y que contribuyen a conformar
la reconstrucción histórica de este paisaje cultural genuinamente
extremeño: chozos pastoriles, acequias, cercados de
piedra, eras, etc.
Después de recorrer unos 15 km desde el Almonte llegaremos a la
localidad de Torrejón el Rubio, que dispone de una variada oferta de
alojamiento rural y diversos centros de interpretación que se han agrupado bajo
la denominación de “Centro Sur de Visitantes de Monfragüe”. Los rebaños
trashumantes utilizarán el descansadero de Torrejón el Rubio para pasar la
noche y, en ocasiones, los pastores descansarán en el albergue pastoril que se
ubica junto a él, que fue construido por la Junta de Extremadura en el marco de
sus programas de recuperación y puesta en valor
de las vías pecuarias, actuaciones o proyectos individualizados en cuanto a
mejoras de transitabilidad ganadera e infraestructuras.
Con
las campanadas de la Iglesia de San Miguel Arcángel, construida en el siglo XV
y panteón de la familia Carvajal, comienza al amanecer nuestro segundo día de
ruta en el que nos espera un recorrido de gran atractivo. Partiendo del
descansadero seguiremos el trazado del Cordel atravesando dehesas de toro bravo
hasta llegar a los riberos del Arroyo de la Vid, –escenario de la leyenda de la
princesa mora Zaida y su amado el rey Alfonso VI– que cruzaremos a través del
Puente Viejo, de aspecto medieval y utilizado
durante siglos en las largas rutas de la trashumancia castellana.
Continuamos
nuestro camino hasta entrar en el Parque Nacional y alcanzar la Sierra de las
Corchuelas, a 492 metros de altitud, donde apreciaremos las impresionantes
vistas que ofrece la cadena de sierras que conforman Monfragüe, así como las
extensas dehesas del entorno generadas a través del clareo del bosque
mediterráneo original que todavía se conserva en sus laderas.
Es importante remarcar en este
punto, que dado que estaremos atravesando una Zona de Reserva del Parque
Nacional, es necesario solicitar la correspondiente autorización en la Oficina
de Turismo de Torrejón el Rubio, en el
Centro de Visitantes del Parque Nacional ubicado en Villarreal de San Carlos o
a través la Central de Reservas on line
de la Red de Parques Nacionales. El permiso se puede solicitar en el mismo día
y hasta 2 meses antes de la fecha prevista.
El Cordel continúa su descenso descubriéndonos un bosque más denso y con diferentes especies arbóreas y arbustivas, en este caso de umbría, hasta llegar al río Tajo, punto en el cual se une nuevamente a la Cañada Real Trujillana para cruzar el río a través del Puente del Cardenal, junto a la llamada “casa de los peones camineros”. Se trata de una vivienda de finales del siglo XIX o principios del XX, construida para dar alojamiento a los peones camineros, encargados del mantenimiento de un tramo de aproximadamente cinco kilómetros y que eran designados por los directores de caminos vecinales de cada distrito, pertenecientes a la Gobernación Provincial. Esta casa ha sido recientemente restaurada por la Junta de Extremadura y se espera que pronto pueda tener asignado un uso público.
El
Puente del Cardenal fue construido por el Obispo de Plasencia Juan de Carvajal
en el año 1450 aunque el aspecto que hoy presenta parece responder
principalmente a las importantes reformas que sufrió durante el último cuarto
del siglo XVIII. Hoy en día este puente constituye una obra de indiscutible
calidad, que impresiona por la depuración neoclásica de sus líneas, carentes de
superfluos elementos decorativos, y por su solidez. Con unos 140 metros de
longitud, y casi 7 metros de anchura, presenta cinco grandes arcos
semicirculares.
El Puente
tiene la particularidad de estar sujeto a las necesidades del embalse de
Alcántara por lo que durante algunos meses al año se encuentra sepultado bajo
las aguas ya que el nivel del río lo sobrepasa. De darse esta circunstancia,
los rebaños ganaderos y los senderistas deberemos tomar una ruta alternativa
para cruzar el río Tajo por el puente sobre el que discurre la carretera EX208.
El Puente del Cardenal se ensancha visiblemente en el extremo occidental, aprovechando parte de este espacio una interesante construcción, que también puede fecharse a caballo entre los siglos XVIII y XIX, y aunque, conocida popularmente como “Casa de los Ingenieros”, quizás funcionara como venta o sirviera para albergar algún destacamento militar de vigilancia de este paso por el río Tajo.
En
su ascenso hacia la localidad serradillana de Villarreal de San Carlos, la Cañada
atraviesa algunas construcciones pastoriles de planta circular y rectangular
que se encuentran en buen estado de conservación. En este tramo de 1,5
kilómetros el trazado de la cañada coincide con
una calzada considerada una de las vías secundarias de la Vía de la
Plata. Se trata de un tramo de unos cinco metros de anchura media y 300 metros
de longitud en el que se aprecia un
aprovechamiento del suelo natural de pizarra. Si bien este fragmento de calzada no parece responder a las
características constructivas romanas, sí puede considerarse una reconstrucción
medieval o moderna de la vía de aquella época, realizada quizás por los propios
ganaderos trashumantes.
Y así
llegamos a la pequeña aldea de Villarreal de San Carlos, fundada por Carlos III
en 1781 y vinculada administrativamente al término municipal de Serradilla. En
1979, fecha de la declaración del Parque Natural de Monfragüe Villarreal era un
pueblo en ruinas a punto de desparecer. Gracias a la existencia del espacio
protegido, ha ido reconstruyéndose y hoy alberga gran parte de las
instalaciones de uso público para el turismo que visita el Parque.
Calles
enrolladas con poyos de losas de piedra en las puertas, fuentes, hornos,
tapias, chozos…, son parte de su arquitectura tradicional. No se trata de un
patrimonio arquitectónico “mayor”, evocador del poder y esplendor de nobles,
obispos o gestas militares. Es la arquitectura del pueblo llano la que cuenta
la historia real de la gente que ha vivido y trabajado en estas tierras desde
tiempos remotos.
La historia
de Villarreal está ligada al paso de la ganadería trashumante por la Cañada
Real Trujillana. De hecho, el pueblo mismo se asienta sobre el Descansadero del
Lugar Nuevo, de casi diez hectáreas de superficie y que se encuentra
clasificado y protegido legalmente.
Aquí
podremos pasar nuestra segunda noche, pues Villlarreal ofrece una interesante
oferta de alojamiento, incluidos los Chozos tradicionales que el Parque
Nacional ofrece para la realización de programas y actividades de educación
ambiental para grupos organizados.
Nuestro tercer y último día de ruta comienza por la
finca “Lugar Nuevo” propiedad del Ministerio de Medio Ambiente, que
recorreremos durante tres kilómetros hasta llegar al Puerto de la Serrana. Las
formaciones vegetales en torno a este tramo de la cañada se encuentran
notablemente deterioradas fruto de la errónea política forestal de los años 70
del siglo XX que supuso la eliminación de la vegetación autóctona y su
sustitución por especies de interés maderero de rápido crecimiento (Eucalyptus
camaldulensis y E. Globulus). Afortunadamente desde 1990 se desarrollan
costosos proyectos de erradicación de estas especies alóctonas y de
recuperación del terreno mediante plantaciones de especies autóctonas.
Desde
el Puerto de la Serrana, a 525 metros de altitud, la Cañada Real Trujillana inicia
su tramo final hasta llegar al Poblado
Ferroviario de Monfragüe donde muere y conecta con el Cordel del Valle –ya en
el término municipal de Malpartida de Plasencia– que llevará a los rebaños
hasta la Sierra de Gredos atravesando el valle del Jerte. Este tramo de unos diez
kilómetros discurre nuevamente en paralelo a la carretera EX208 y en él se recupera
el pasaje típico de dehesa que acompaña gran parte del recorrido.
Nuestra despedida tiene lugar en el Poblado Ferroviario de Monfragüe, que constituye un
magnífico ejemplo de asentamiento humano ligado a uno de los procesos
económicos más relevantes de la Revolución Industrial: el Ferrocarril. La
construcción de sus 26 edificios se inició poco después de la inauguración de
la línea férrea entre Malpartida de Plasencia y Astorga en abril de 1896,
gracias a la cual desembarcaban aquí numerosos rebaños leoneses que se dirigían
hacia los pastos de Trujillo y los Campos de Cáceres.
El conjunto de edificios que se conservan en el
poblado y sus tipologías arquitectónicas, constituyen un importante legado
histórico patrimonial como ejemplo de la evolución de la vivienda y el
alojamiento ferroviario desde finales del siglo XIX hasta la década de los
setenta del siglo XX. Bajo este prisma, el poblado ferroviario puede contribuir
a la concepción del patrimonio industrial como factor de desarrollo, haciendo
efectivo su papel como dinamizador económico, especialmente con el turismo. Por
ello, el Ministerio de Cultura promovió en 2004 la incoación del expediente de
declaración del poblado ferroviario como Bien de Interés Cultural con categoría
de conjunto histórico, y la Fundación de los Ferrocarriles Españoles elaboró un
Plan Director que incluye un proyecto de explotación Turística y que quizás
pueda ser desarrollado en un futuro.También está prevista la próxima construcción
de la Vía Verde de Monfragüe, lo que ayudará a revitalizar el poblado.
El notable
valor paisajístico, cultural y medioambiental de la Cañada Real Trujillana hace
necesario concebir ésta como factor de desarrollo, haciendo efectivo su papel como dinamizador económico, especialmente
con el turismo. Por ello es importante impulsar en ella usos compatibles
como la práctica del senderismo, la realización de rutas a caballo y otras
formas de desplazamiento deportivo sobre vehículos no motorizados, respetando
siempre la prioridad del paso de los rebaños ganaderos. Estos usos
complementarios son cada vez más importantes ya que existe una fuerte demanda
por parte de turistas y visitantes deseosos de conocer este rico patrimonio.
Y es
que como decía Azorín, en su discurso de ingreso en la Real Academia Española
“El genio de España no podrá ser comprendido sin la consideración de este ir y
venir de los rebaños por montañas y llanuras… Los ganados trashumantes son
centenares y centenares. Cruzan y recruzan toda España. Levantan en las
llanuras polvaredas que se diría movidas por un ejército.” Álvaro Casanova García